Si te he visto no me acuerdo pero...
Dejà vu: una historia que va del policial a la ciencia ficción sin perder el equilibrio
Todo el mundo (o casi) experimentó alguna vez esa sensación de conocer a alguien nuevo pero sentir que se lo conoce de antes (o de toda la vida). Un conocido desconocido, digamos. O llegar a un sitio determinado –en el que teóricamente nunca estuvimos- que nos parece extremada (y asombrosamente) familiar.
Todo el mundo (o casi) experimentó alguna vez esa sensación de conocer a alguien nuevo pero sentir que se lo conoce de antes (o de toda la vida). Un conocido desconocido, digamos. O llegar a un sitio determinado –en el que teóricamente nunca estuvimos- que nos parece extremada (y asombrosamente) familiar.
Por Diego Sebastián Maga
Una especie de: “si te he visto no me acuerdo pero...” Este fenómeno (para algunos de origen mental y para otros más bien paranormal) es definido como “dejà vu” (término francés cuyo significado es “ya visto”) y es el título y génesis de la trama del DVD que recomendamos a continuación.
Con los citados elementos, que oscilan entre lo psíquico y la fantasía, es que se dispara esta historia que nos empuja al espacio incierto y difuso de una experiencia que desafía la razón y estimula a preguntarnos: ¿qué sucedería si en verdad estas sensaciones fueran advertencias o pistas enviadas desde el pasado o el futuro para intentar alterar el destino de nuestras vidas?
En esta línea inquietante es que una potente sensación de “dejà vu” comienza a perseguir a un agente de apellido Carlin (interpretado por Denzel Washington) quien pasa a experimentar los efectos perturbadores de lo que vive.
Sobresaltos que lo atraviesan luego de que una cadena de eventos sugerentes, se filtren en su vida como piezas desordenadas de un rompecabezas que está exigido a armar (casi al límite mental y temporal). Pese al la extraña impresión inicial, estos fragmentos históricos –en principio incongruentes- irán calzando el uno con el otro y lo guiarán en la investigación de un brutal atentado que ocurre (con imágenes alucinantes) en los primeros cinco minutos de la película: un ferry estalla en mil pedazos (como su tripulación) en la bahía de Nueva Orleáns. Aquí se lanza una carrera entre la supervivencia y el desastre, que conduce a Carlin a descubrir que en realidad lo que para mucha gente es solo producto de su imaginación o de una alucinación trasnochada, es algo mucho más poderoso y real de lo que creemos.
“Dejà vu” puede definirse perfectamente como una quirúrgica combinación entre la serie CSI y el filme “Sentencia previa” (cuyo título original es “Minority Report” y fuera protagonizado por Tom Cruise y dirigido por Spielberg). Al menos me dejó, esa impresión.
La primera hora de “Dejà vu” avanza como un típico policial, sobre un crimen que se procura resolver, y de pronto viene un vuelco imprevisto que convierte lo que viene en una expresión propia del género fantástico. De allí en más, la aventura se plantea como un viaje en el tiempo. Con la irrupción sutil de la ciencia ficción (con la teoría de “los agujeros de gusano” y la abolición del “espacio – tiempo”, incluidas), la intensidad, el suspenso y un dramatismo en ascenso gradual. Con acción sin excesos y en envíos exactos. La tensión puesta donde tiene que ir y explosiones que se producen como resolución de alguna secuencia y no como relleno ante un vacío argumental. Visualmente, hay instantes impactantes. Se producen persecuciones de autos muy enérgicas (una de ellas se debate entre el pasado y el presente). Y, si bien el tema que se trata es complejo, el relato no se vuelve ni confuso ni simplista. Manteniendo el equilibrio y la fluidez en la narración.
El final, dentro de toda la vorágine, cierra bien (con una tenue dosis de humor) y sin que se perciba nada agarrado de los pelos.
Más allá de que no es el último gran descubrimiento en materia de “ciencia ficción”, la película está más que correcta y es altamente recomendable para pasar el fin de semana.
Por más datos, el productor de “Dejà vu” es Jerry Bruckheimer (el mismo de la trilogía de “Piratas del Caribe) y el director es John Scott (el mismo del thriller “Enemigo Público”). Ah, y dentro del elenco se destaca también Val Kilmer.
Sí la ven, seguramente les va a perecer que ya la vieron. Un “dejà vu” que se produce cuando un periodista como yo tiene una torpeza tal para escribir la crítica de una película que te la cuenta casi entera.
Una especie de: “si te he visto no me acuerdo pero...” Este fenómeno (para algunos de origen mental y para otros más bien paranormal) es definido como “dejà vu” (término francés cuyo significado es “ya visto”) y es el título y génesis de la trama del DVD que recomendamos a continuación.
Con los citados elementos, que oscilan entre lo psíquico y la fantasía, es que se dispara esta historia que nos empuja al espacio incierto y difuso de una experiencia que desafía la razón y estimula a preguntarnos: ¿qué sucedería si en verdad estas sensaciones fueran advertencias o pistas enviadas desde el pasado o el futuro para intentar alterar el destino de nuestras vidas?
En esta línea inquietante es que una potente sensación de “dejà vu” comienza a perseguir a un agente de apellido Carlin (interpretado por Denzel Washington) quien pasa a experimentar los efectos perturbadores de lo que vive.
Sobresaltos que lo atraviesan luego de que una cadena de eventos sugerentes, se filtren en su vida como piezas desordenadas de un rompecabezas que está exigido a armar (casi al límite mental y temporal). Pese al la extraña impresión inicial, estos fragmentos históricos –en principio incongruentes- irán calzando el uno con el otro y lo guiarán en la investigación de un brutal atentado que ocurre (con imágenes alucinantes) en los primeros cinco minutos de la película: un ferry estalla en mil pedazos (como su tripulación) en la bahía de Nueva Orleáns. Aquí se lanza una carrera entre la supervivencia y el desastre, que conduce a Carlin a descubrir que en realidad lo que para mucha gente es solo producto de su imaginación o de una alucinación trasnochada, es algo mucho más poderoso y real de lo que creemos.
“Dejà vu” puede definirse perfectamente como una quirúrgica combinación entre la serie CSI y el filme “Sentencia previa” (cuyo título original es “Minority Report” y fuera protagonizado por Tom Cruise y dirigido por Spielberg). Al menos me dejó, esa impresión.
La primera hora de “Dejà vu” avanza como un típico policial, sobre un crimen que se procura resolver, y de pronto viene un vuelco imprevisto que convierte lo que viene en una expresión propia del género fantástico. De allí en más, la aventura se plantea como un viaje en el tiempo. Con la irrupción sutil de la ciencia ficción (con la teoría de “los agujeros de gusano” y la abolición del “espacio – tiempo”, incluidas), la intensidad, el suspenso y un dramatismo en ascenso gradual. Con acción sin excesos y en envíos exactos. La tensión puesta donde tiene que ir y explosiones que se producen como resolución de alguna secuencia y no como relleno ante un vacío argumental. Visualmente, hay instantes impactantes. Se producen persecuciones de autos muy enérgicas (una de ellas se debate entre el pasado y el presente). Y, si bien el tema que se trata es complejo, el relato no se vuelve ni confuso ni simplista. Manteniendo el equilibrio y la fluidez en la narración.
El final, dentro de toda la vorágine, cierra bien (con una tenue dosis de humor) y sin que se perciba nada agarrado de los pelos.
Más allá de que no es el último gran descubrimiento en materia de “ciencia ficción”, la película está más que correcta y es altamente recomendable para pasar el fin de semana.
Por más datos, el productor de “Dejà vu” es Jerry Bruckheimer (el mismo de la trilogía de “Piratas del Caribe) y el director es John Scott (el mismo del thriller “Enemigo Público”). Ah, y dentro del elenco se destaca también Val Kilmer.
Sí la ven, seguramente les va a perecer que ya la vieron. Un “dejà vu” que se produce cuando un periodista como yo tiene una torpeza tal para escribir la crítica de una película que te la cuenta casi entera.