lunes, 8 de diciembre de 2008

“La conspiración”: en guerra consigo mismo

Estreno en DVD: cuando el horror no se queda en el campo de batalla

Por Diego Sebastián Maga
El horror de la guerra no se queda en el campo de batalla. Cada soldado que regresa sigue batallando –de por vida- con los demonios interiores de aquel infierno. Algunos, se atrincheran y los combaten como pueden. Otros, se rinden prontamente y entregan lo poco de humanidad que no les fue arrancada.
Este relato (cuyo título original es “In the valley of elah”) avanza desde la periferia de unos hombres que luchan con ellos mismos para no dejar de ser humanos. Se interna en el “fuego cruzado” (interior) que se desata en los solados tras la vuelta casa. “La Conspiración” (de reciente edición en DVD), narra la historia de un padre desesperado (ex militar) por la ausencia de información sobre su hijo, que desaparece a poco de llegar a los Estados Unidos tras luchar en Irak. A raíz de ello, lanza una búsqueda que gana -con el tiempo- en intensidad y dramatismo. Este hombre (interpretado por el siempre eficiente Tommy Lee Jones) guía al espectador a través de un “tour desesperado y desesperante”, en el que cuando que se conoce algo más, se entiende cada vez menos. Cada pieza que se agrega al “rompecabezas” desarma las certezas sobre la naturaleza humana. Mientras el protagonista une algunas pistas e incomoda a las autoridades exigiendo respuestas, se le informa que su hijo apareció muerto en un baldío del pueblo donde funciona la base militar que servía de hospedaje al joven ex combatiente. El hallazgo del cuerpo (despedazado) libra otra lucha por la verdad; sea donde sea y con quien sea. Es cuando la narración oscila entre los horrorosos días en suelo iraquí (a través de viejas filmaciones de un celular descubierto entre sus pertenencias) y el trágico presente en un “hogar” cada vez más extraño e igual de amenazante.
Durante este intrincado viaje (basado en un hecho real) es que se cruza con una detective discriminada y vapuleada por sus colegas (todos ellos varones) que tiene todo lo que a ellos les falta: sensibilidad, voluntad, ética, astucia y sed de justicia (cueste a quien le cueste). Esta mujer (encarnada por la cada vez más cautivante Charlize Theron), se une en una investigación que arrastra a sus vidas más perplejidad y decepción que otra cosa.
Si bien el relato gira en un círculo limitado (del hotel en que se hospeda el padre, a la base militar, de ahí a la jefatura y de ahí a los clubes nocturnos que frecuentaba este chico; así, una y otra vez) el gran viaje es interior. Cada personaje (los centrales, aquellos que se oponen a investigar y los compañeros combatientes del joven) aumenta considerablemente su dimensión humana en cada diálogo, en cada mirada, en cada silencio…
La trama progresa y deja en claro que cuanto más conocemos más confusión e inseguridad nos invade. Deja en claro que cuanto más absurdas nos parecen las guerras menos hacemos para detenerlas. Deja en claro que cuanto más avanza la civilización más amenazada esta la especie.
La apertura y el final del filme (dirigido por Paul Haggis) nos remiten a la bandera del país del Norte flameando y en lo alto; solo que cambiando el “derecho” por el “revés” y la “seguridad” por el “pánico”… “¿Sabes lo que significa cuando la bandera está izada al revés?... Es una señal de emergencia internacional…Significa que estamos en graves problemas y necesitamos ayuda porque no tenemos ninguna posibilidad de salvarnos” explica el personaje de Tommy Lee en una de las primeras escenas. Una frase que -con los minutos- alcanzará proporciones mayúsculas.