lunes, 8 de diciembre de 2008

“La joven vida de Juno: el oficio de ser mamá

Gran revelación del cine actual en DVD

Por Diego Sebastián Maga
Entre tantas mega producciones que sepultan bajo millones de dólares su pobreza de ideas, se cuelan cada tanto películas independientes como “La joven vida de Juno” que desafían a la industria de Hollywood y toman otras direcciones para salvar su honestidad, su creatividad, su sensibilidad y –por cierto- al cine.
“La joven vida de Juno” es una película –en principio- un tanto engañosa… Engañosa para bien. Sucede que si un se deja llevar por el colorido y dinámico panorama visual que abre la historia -muy asociado a la estética del video clip- o se por la actitud extremadamente displicente de los personajes que asoman en las primeras escenas, seguramente empiece a sospechar que se dirige inexorablemente a la clásica comedia adolescente. A una colección de lugares comunes. A una trama que se quedará en la superficie de la imagen y jamás profundizará en las conductas de los protagonistas. Debo confesar que a mí me pasó. Creí que los setenta u ochenta minutos que quedaban por delante traerían ese tipo de diálogos previsibles, en que se adivina el remate de la frase a la segunda palabra y que en su intención de ser accesibles a todos terminan por no convencer a nadie. Sin embargo, ese supuesto vacío argumental, de pronto comenzó a llenarse de climas, de cambios de dirección (imprevisibles) en el guión y de recursos interpretativos en los actores que tienen que expresar convincentemente esos vaivenes repentinos entre comedia simpática y fresca y drama reflexivo y hondo.
La protagonista es una chica rebelde y audaz de 16 años que queda embarazada sin proponérselo y ve como su situación le exige como nunca antes, tomar decisiones. Decisiones que probablemente le exijan acelerar la transición de la adolescencia a la adultez. Aunque eso está por verse…
Lo cierto es que Juno –así se llama ella- tiene por delante los 9 meses más intensos e inciertos de su “joven vida”. De aquí en más, la narración se sumerge en las primeras experiencias sexuales, en los tabúes y prejuicios que aún existen en materia de sexualidad, la pobre comunicación entre padres e hijos, los amigos que se vuelven más confiables que los papás para aconsejar (aunque no puedan evitar su desconcierto y perplejidad), la inconveniencia de saltear escalas en el proceso de madurar, el aborto, la adopción y –lo dicho- la toma de decisiones que nadie más que uno mismo puede tomar. Así es como Juno avanza hacia el conflicto que implicará el revelar ese secreto a su familia, la distancia que tomará cierta parte de su entorno, los intentos porque el despistado papá del bebé en camino –también de 16 años- entienda que esto no es un juego, la maternidad obligada, la posibilidad de abortar o la opción de dar a la criatura en adopción aunque para ello tendrá que encontrar (junto a su amiga inseparable) una “pareja ideal”… Y ese es otro punto de partida…
Lo bueno de “La joven vida de Juno” es que atraviesa estos temas complejos sin caer en moralismos baratos ni volverse solemne ni discursiva. La película atinadamente evita las lecciones de moral. En vez de juzgar, prefiere comprender y allí es donde amplifica su dimensión humana y encantadora.
“La joven vida de Juno” enfrenta esta cadena de situaciones sin perder el sentido del humor… Y –lo que es más elogiable- el tratamiento humorístico no le quita profundidad a la trama. Aquí Juno y su futuro hijo son cosa seria… Y el humor, también es cosa seria. Entre las escenas desopilantes está la confesión a sus padres con una tensión que recién viene a desvanecerse cuando su papá y su madrastra evalúan que después de todo podría haber venido con peores noticias como “ser expulsada de la secundaria o ser adicta a las drogas”. Es más, en las apuestas preliminares se jugaban a que la chica iba a confesarles que se drogaba.
Los precisos y oportunos quiebres de comicidad, generalmente, asoman cuando Juno dispara sus dardos más irónicos. Un sarcasmo que funciona como armadura para proteger su vulnerabilidad e inseguridad… Y de paso, para “deschavar” la “inmadurez” más allá de los treinta y la “madurez” más acá de los veinte. Y descubrir que tan perfectas son las parejas con fama de “perfectas” (y aspiraciones de paternidad) y que tan “imperfectas” suelen ser las personas que no viven pendientes del “qué dirán”.
La actriz que interpreta a Juno –Ellen Page- es toda una revelación y no parece exagerada la nominación al Oscar que consiguió en la pasada entrega a los Premios de la Academia. Tampoco parece un exceso que fuera nominada a “Mejor Película” y que ganara la estatuilla a “Mejor Guión Original”.
Después de todo, no viene mal que cada tanto distingan a las producciones independientes que rompen el molde, desafían a los clonados productos “hollywoodenses”, con historias que prefieren ser irreverentes antes que artificiales. Y en ambientes cinematográficos actuales, “irreverencia” equivale a comedia humana, directa, graciosa, emotiva y tierna. “La joven vida de Juno” se proyectó el fin de semana en el Museo Departamental pero si no fuiste tenés revancha en el “video club”. No esperes 9 meses para verla.